Su nombre ya es una promesa de sol y playa. De Caribe en estado puro. Pero esta peninsula cubana cuajada de resorts de cinco estrellas con todos los servicios ofrece más posibilidades que tostarse y beber mojitos. Aqui van algunas ideas.
Playa de El Varadero Cuba
Veinte kilómetros de playas de arena blanca, tres puertos donde se mecen los yates más suntuosos del Caribe, un clima privilegiado en el que rara vez se superan los 32 grados ni se baja de 18, dos clubes de buceo con todos los servicios, decenas de restaurantes donde degustar la mejor langosta del Caribe, un mar transparente y cálido a 26 grados de temperatura media, decenas de hoteles de cinco estrellas con todo incluido y nightclubs donde el ron y el son nunca duermen. Esto es la peninsula de Hicacos Cuba, playa de El Varadero, el paraíso del todo incluido, en realidad una estrecha peninsula al noroeste de Cuba que se extiende por una lengua de arena de 18 kilómetros entre las bahías de Matanzas y Cárdenas, y que, desde finales de los 80, es el destino vacacional por excelencia de Cuba. Los resorts de sus playas, miniciudades con servicios y entretenimiento las 24 horas del día, junto con el mar y el sol, son su mayor reclamo. Pero fuera de esos todo incluido, también hay vida, y Varadero dispone de suficientes atractivos para salir del hotel... un rato.
Mansión Xanadú
Las gentes de Varadero nunca le agradecerán lo suficiente al magnate Irénée Dupont que en 1930 decidiera comprar 14 kilómetros cuadrados de la peninsula de Hicacos (eso sí, pagados a precio de saldo) para construir en ellos una villa con su propia pista de aterrizaje y un embarcadero, pues ése fue el banderazo de salida de su carrera turística, que acabó por atraer a otros magnates imantados por la promesa del sol, playa, mulatas y ron. La casa del magnate, que se puede visitar en la avenida de las Américas, es un palacio de inspiración española levantado en un acantilado que cuenta con un buen restaurante.
Pesca en Marina Chapelin
Es uno de los tres centros desde donde se organizan salidas para practicar la pesca de altura en el mismo mar en donde Hemingway y su yate El Pilar se ponían a prueba luchando contra los marlines y el alcohol. El alquiler de una embarcación de 12 metros de eslora cuesta unos 300 euros por media jornada de pesca de altura.
Playa Giron
La playa Giron, está en el lado contrario de la bahía de Cochinos y merece la pena visitarla al atardecer para disfrutar de una de las puestas de Sol más bonitas de la isla.
A pie de playa está el Museo de Playa Giron, que reune elementos de la historia de Cuba, como la frustrada invasión por EE.UU. en 1962.
Nadar entre delfines en Varadero
A cinco kilómetros de la antigua mansión de Xanadu de la familia Dupont y junto a Marina Chapelin, el delfinario de Varadero ofrece la oportunidad de nadar entre delfines durante una hora. La entrada cuesta 12 dólares y, aparte de los espectáculos comunes a este tipo de instalaciones, el zoo cubano permite que uno pueda bañarse, durante una hora, en la enorme piscina que aloja a ocho delfines mulares que saltan y realizan acrobacias.
Las cuevas de Bellamar
Hace 30 millones de años, el efecto del agua del mar combinado con el dioxido de carbono horadó una enorme plataforma de roca calcárea submarina junto a la actual ciudad de Matanzas. Eso formó un entramado de cuevas que los movimientos tectónicos acabaron sacando a la superficie. Con el tiempo, las cuevas se secaron, pero las filtraciones de agua con carbonato cálcico fueron depositandose en el techo y el suelo para tallar las estalactitas y estalagmitas que hoy forman las cuevas de Bellamar. La entrada se realiza por la cavidad llamada Salón Gótico, que da inicio a un recorrido de tres kilómetros con un premio final: la posibilidad de bañarse en pozas de aguas cristalinas.
Snorkel en Cayos Blancos
Los catamaranes que parten cada mañana desde Marina Chapelin son la mejor forma de llegar hasta este archipiélago a una hora de Varadero. La mayoría se embarcan con la esperanza de una buena jornada de snorkel en el atolón; el resto para solazarse bajo el sol con un agua de coco en la mano.
El Varadero de noche
Para empezar, una cena en el restaurante Albacora (calle 60 Esquina Mar), una vieja casa colonial con patio que elabora pescados y mariscos según las recetas locales. Para seguir, una copa en el bar Benny (camino del Mar, entre calles 12 y 13), un local junto a la playa con música en vivo en su patio y en cuyo interior cuelgan docenas de fotografías del personaje que le da nombre: Benny Moré. Y para acabar la noche, son y ron en la Havana Club (calle 62 con avenida segunda), el mayor nightclub de la zona y un popular punto de encuentro donde lo único seguro es el precio (6€) y que estará abierto hasta el amanecer.
Parque Natural de El Varadero
Si encuentras que a Varadero le falta autenticidad, siempre puedes optar por irte hasta el extremo de la peninsula de Hicacos. Allí se levanta el parque Natural de Varadero y, desde hace más de cinco siglos, un cactus gigante al que han apodado "el Patriarca", una cueva cuajada de pinturas precolombinas, la cueva de San Ambrosio y la única playa virgen que queda: playa de las Calaveras.
Veinte kilómetros de playas de arena blanca, tres puertos donde se mecen los yates más suntuosos del Caribe, un clima privilegiado en el que rara vez se superan los 32 grados ni se baja de 18, dos clubes de buceo con todos los servicios, decenas de restaurantes donde degustar la mejor langosta del Caribe, un mar transparente y cálido a 26 grados de temperatura media, decenas de hoteles de cinco estrellas con todo incluido y nightclubs donde el ron y el son nunca duermen. Esto es la peninsula de Hicacos Cuba, playa de El Varadero, el paraíso del todo incluido, en realidad una estrecha peninsula al noroeste de Cuba que se extiende por una lengua de arena de 18 kilómetros entre las bahías de Matanzas y Cárdenas, y que, desde finales de los 80, es el destino vacacional por excelencia de Cuba. Los resorts de sus playas, miniciudades con servicios y entretenimiento las 24 horas del día, junto con el mar y el sol, son su mayor reclamo. Pero fuera de esos todo incluido, también hay vida, y Varadero dispone de suficientes atractivos para salir del hotel... un rato.
Mansión Xanadú
Las gentes de Varadero nunca le agradecerán lo suficiente al magnate Irénée Dupont que en 1930 decidiera comprar 14 kilómetros cuadrados de la peninsula de Hicacos (eso sí, pagados a precio de saldo) para construir en ellos una villa con su propia pista de aterrizaje y un embarcadero, pues ése fue el banderazo de salida de su carrera turística, que acabó por atraer a otros magnates imantados por la promesa del sol, playa, mulatas y ron. La casa del magnate, que se puede visitar en la avenida de las Américas, es un palacio de inspiración española levantado en un acantilado que cuenta con un buen restaurante.
Pesca en Marina Chapelin
Es uno de los tres centros desde donde se organizan salidas para practicar la pesca de altura en el mismo mar en donde Hemingway y su yate El Pilar se ponían a prueba luchando contra los marlines y el alcohol. El alquiler de una embarcación de 12 metros de eslora cuesta unos 300 euros por media jornada de pesca de altura.
Playa Giron
La playa Giron, está en el lado contrario de la bahía de Cochinos y merece la pena visitarla al atardecer para disfrutar de una de las puestas de Sol más bonitas de la isla.
A pie de playa está el Museo de Playa Giron, que reune elementos de la historia de Cuba, como la frustrada invasión por EE.UU. en 1962.
Nadar entre delfines en Varadero
A cinco kilómetros de la antigua mansión de Xanadu de la familia Dupont y junto a Marina Chapelin, el delfinario de Varadero ofrece la oportunidad de nadar entre delfines durante una hora. La entrada cuesta 12 dólares y, aparte de los espectáculos comunes a este tipo de instalaciones, el zoo cubano permite que uno pueda bañarse, durante una hora, en la enorme piscina que aloja a ocho delfines mulares que saltan y realizan acrobacias.
Las cuevas de Bellamar
Hace 30 millones de años, el efecto del agua del mar combinado con el dioxido de carbono horadó una enorme plataforma de roca calcárea submarina junto a la actual ciudad de Matanzas. Eso formó un entramado de cuevas que los movimientos tectónicos acabaron sacando a la superficie. Con el tiempo, las cuevas se secaron, pero las filtraciones de agua con carbonato cálcico fueron depositandose en el techo y el suelo para tallar las estalactitas y estalagmitas que hoy forman las cuevas de Bellamar. La entrada se realiza por la cavidad llamada Salón Gótico, que da inicio a un recorrido de tres kilómetros con un premio final: la posibilidad de bañarse en pozas de aguas cristalinas.
Snorkel en Cayos Blancos
Los catamaranes que parten cada mañana desde Marina Chapelin son la mejor forma de llegar hasta este archipiélago a una hora de Varadero. La mayoría se embarcan con la esperanza de una buena jornada de snorkel en el atolón; el resto para solazarse bajo el sol con un agua de coco en la mano.
El Varadero de noche
Para empezar, una cena en el restaurante Albacora (calle 60 Esquina Mar), una vieja casa colonial con patio que elabora pescados y mariscos según las recetas locales. Para seguir, una copa en el bar Benny (camino del Mar, entre calles 12 y 13), un local junto a la playa con música en vivo en su patio y en cuyo interior cuelgan docenas de fotografías del personaje que le da nombre: Benny Moré. Y para acabar la noche, son y ron en la Havana Club (calle 62 con avenida segunda), el mayor nightclub de la zona y un popular punto de encuentro donde lo único seguro es el precio (6€) y que estará abierto hasta el amanecer.
Parque Natural de El Varadero
Si encuentras que a Varadero le falta autenticidad, siempre puedes optar por irte hasta el extremo de la peninsula de Hicacos. Allí se levanta el parque Natural de Varadero y, desde hace más de cinco siglos, un cactus gigante al que han apodado "el Patriarca", una cueva cuajada de pinturas precolombinas, la cueva de San Ambrosio y la única playa virgen que queda: playa de las Calaveras.